martes, 19 de junio de 2012

Selçuk, Éfeso, y los primeros pasos del Cristianismo.


Quizás esta columnata romana (foto de Kevshunlush) viera los pasos de (según cuenta la leyenda) de San Juan Evangelista y la Virgen María cuando huyeron de Jerusalén.

Por aquel entonces, Éfeso ya era una de las ciudades más importantes del imperio Romano, y ya lo había sido en la época Griega, anteriormente. Hoy en día, todo lo que queda de aquella época es un vasto conjunto de ruinas, entre los que destaca (por su valor, no por su belleza) lo que fue una de las siete maravillas del mundo antiguo, el Templo de Artemisa, de lo que resta una solitaria columna a las afueras de la ciudad, con un nido de cigüeñas en la cima.


Más alejado de Selçuk, están la ruinas de la antigua Éfeso, probablemente mucho más pequeña de lo que llegó a ser cuando María se estableció aquí. Hoy en día, convertida en una pequeña capilla, de tal evento se conserva la casa en la que, supuestamente, residió durante su estancia aquí.


Pero son sin duda las ruinas posteriores, datadas de, aproximadamente finales del Siglo I, después de que el Emperador Augusto hiciera a Éfeso capital de la provincia de Asia, en lugar de Pérgamo, las que suscitan la mayor atención del lugar.

Por encima de las demás destaca la Biblioteca de Celso, terminada a principios del Siglo II y construida en honor al Senador Romano del mismo nombre cuyo sarcófago se encuentra en los subterráneos de la ciudad.


Foto: Cjette

Foto: RapidAcid

Destaca también el enorme teatro con capacidad para unas 45.000 personas, uno de los más grandes de todo el imperio:

Foto: KiltBear


Foto: Gsz

Cerca de éste se encuentra el antiguo Odeon, un pequeño teatro, cubierto en la época, aunque ahora prácticamente destruido, con capacidad para unas 1.500 personas.


Aparte de esto, se pueden visitar un par de templos en la zona arqueológica, aunque en condiciones muy básicas, prácticamente derruidos en su completitud, como son el de Domitiano, y el de Adriano.

Foto: JenAndJoe


Fuera del recinto arqueológico y de vuelta en la ciudad, encontramos la Basílica de San Juan Apóstol, probablemente una de las primeras del mundo, terminada durante el siglo VI y donde se cree que se encuentra enterrado el santo. Hoy queda poco de la construcción, pero solo la magnitud de la obra, por las dimensiones del recinto, impresionan a cualquiera.


Foto: DasA


Hasta la próxima!

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